Entregué mi dulce culito al doctor que le arregló los cuernos a mi patético y cornudo marido. Me folló duro y profundo, llenándome con su enorme polla negra hasta que me corrí sobre ella. Fue una experiencia anal brutal que me dejó completamente satisfecha y con ganas de más. Y para colmo, fue una experiencia interracial que jamás olvidaré.