Las jugosas curvas de Nami se exhibían en todo su esplendor mientras se deleitaba con el baño caliente. Cada centímetro de su piel bronceada brillaba con el vapor, y me hacía desear unirme a ella. No podía apartar la vista de sus deliciosos pechos que rebotaban con cada movimiento. Quería tocar cada centímetro de ella hasta que gritara mi nombre.