Le enseñé su nota a mi pequeña alumna y se puso a cuatro patas para mí. No pude resistirme a sus pequeñas tetas y me rogó que la hiciera a cuatro patas. Sus gemidos eran música para mis oídos mientras le daba mi gran polla. Dedos en su estrecho coño solo la hicieron desear más. Se sacó un sobresaliente, con la cara llena de semen a juego.