Embestí el dulce y rosado coño de Whitney Westgate, sintiendo su joven cuerpo estremecerse de placer mientras mi enorme polla la llenaba. Ella gimió y suplicó más, volviéndome loco de lujuria. Follamos fuerte y rápido hasta que ambos explotamos en éxtasis, jadeando y sudando abrazados. Fue una noche inolvidable, una que nos dejó a ambos con ganas de más.
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