La sombra oscura, potenciada por la imponente polla negra, susurraba: "¡Papi, papi!" mientras grabábamos nuestro vídeo amateur. La BBC sabía cómo complacer mis deseos. La piel de ébano contrastaba enormemente con la mía, pero ambos sabíamos que era una deliciosa traición a nuestra vida cotidiana.