Me montó con fuerza, agarrándome la cara y acercándome más. Ambas éramos lesbianas, y la pasión entre nosotras era eléctrica. Su hábil toque me hacía estremecer de placer, y supe que tenía que poseerla. La milf mayor me había seducido, pero yo estaba más que feliz de ceder a sus deseos. En el calor del momento, nada más importaba que el hambre en nuestros ojos y el deseo entre nuestros cuerpos.
Visitar el sitio de patrocinador