Montar el culo enorme de mi hermanastra era lo único en lo que podía pensar. Se ve tan bien en vaquera, con su pelo castaño rebotando por todas partes. No pude resistirme a hacerle una mamada y devolverle la autoestima con mi polla dura. ¿Tabú? Quizás, pero se siente tan bien. Conoce a Penélope Kay, la cabalgada definitiva.