Ven a arrodillarte ante mí, pobre hombre. Necesito probar cuánto dolor pueden soportar esas inservibles bolas tuyas. Haré que supliques clemencia mientras te domino con mi destreza femdom, provocándote y humillándote con el dulce aguijón de la tortura de pelotas. Entrégate a tu ama y vive la fantasía BDSM definitiva.