Lo anhelaba con todas sus fuerzas: la sensación de ser llenada, estirada y poseída por hombres de todo el mundo. Cada embestida la hacía gemir de placer, cada nueva pareja ansiosa por complacerla. Colombia, Italia, Austria, Alemania y la República Checa habían dejado su huella en su cuerpo, encendiendo un fuego que solo ellos podían apagar.