Me excitaba tanto estar atada y follada que no pude evitar correrme. Roger Barbudo sabía cómo hacerme gritar de placer. Me tomó en todas las posturas posibles, mi favorita era la vaquera. Y el sexo oral que me dio fue de otro mundo. Fue pura felicidad amateur con un toque de estrella porno. Puede que estuviéramos en la universidad, pero nuestra vida sexual era todo menos aburrida.