Me desperté y encontré a mi madrastra en la cama conmigo, con sus enormes tetas apretándome el pecho. Quería sexo mañanero durante las vacaciones y no pude resistirme a su mamada en primera persona. Su cabello rubio estaba hecho un desastre mientras le hacía una corrida facial y me montaba con su enorme trasero rebotando. Sin duda, empezamos el día con buen pie.