Enterré mi cara con avidez entre los muslos gruesos de Lily Lane, ávido y ansioso por saborear su coño y lamer su culo perfecto. Se alzaba sobre mí con sus tacones, una diosa en cada centímetro, mientras yo rendía homenaje a su poderoso sexo. Como estrella porno certificada, sabía cómo darme órdenes y yo estaba más que feliz de someterme a todos sus caprichos. Sus caderas gruesas se movían y se sacudían mientras lamía y mordisqueaba, sus gemidos dejaban claro cuánto disfrutaba de mis atenciones. Fue el acto supremo de adoración femdom, mientras servía a mi ama con toda mi habilidad y devoción.