Después de que terminó la escena, mi lujuria persistió. Me escabullí al baño para destrozarle el culo a Polly Petrova. Puede que tenga tetas pequeñas, pero su aptitud oral lo compensaba. Y, maldita sea, su origen latino le añadió más calor al momento. Una polla grande habría estado bien, pero mi verga era más que suficiente para hacerla gritar.