Mi marido tiene una obsesión por las axilas suaves y sedosas, pero no son solo sus manos las que recorren mi cuerpo. Siempre terminamos en el baño, mojándonos y volviéndolo loco, mientras yo presumo mi espectacular cuerpo británico. Siempre me dice lo sexy que soy, sobre todo cuando me toca las tetas. Es pura diversión, ¡y me encanta cuando no puede quitarme las manos de encima!