Observé a mi pareja con una mordaza de araña, babeando como una puta. Le penetraron la cara hasta que se corrió con fuerza, dejándola sin aliento. Ver su polla me dio ganas de complacerla con la boca. Fue una sesión de femdom morbosa, llena de sadomasoquismo y masturbación. Fue la noche perfecta para corrernos y explorar nuestros deseos fetichistas.