Lady Iveta te ordena que te arrodilles y adores sus tacones altos. Mientras lames y chupas sus talones y dedos, te degrada y humilla, recordándote tu inferioridad. No eres más que un esclavo de sus pies, y ella se deleita ejerciendo su dominio sobre ti. Tu devoción por sus plantas solo sirve para reforzar su poder, y te sometes con entusiasmo a todos sus caprichos mientras su dominación femenina reina suprema.