Tenía los ojos puestos en la nueva chica de papá y cuando por fin tuve la oportunidad de llevármela a la cama, tenía un vello púbico salvaje. No pude resistirme a lamerla hasta que se corrió una y otra vez. Era nuestro fetiche: dos lesbianas en celo, explorándose mutuamente y alcanzando orgasmos extremos. Era una milf europea y madre, lo que hacía que follarla fuera aún más excitante.