Mientras me miraba en el espejo demoníaco, no pude evitar tocarme. Mis grandes pechos rebotaban mientras exploraba mi cuerpo. De repente, apareció una pareja interracial, invitándome a unirme a su trío. Nos entregamos a un placer hentai, con ojos voyeristas observándonos mientras nos masturbábamos sin parar. Era puro éxtasis.