Perdida en un barrio rico, esta chica llegó tarde a la cita con su querida mami. Papá la ve pavoneándose, como una joya de la corona, guiñando el ojo con esa falda diminuta. Sabe que ya la han follado tíos con penes pequeños. A este rico cabrón le gustan las cosas duras y descuidadas; esta zorra casera necesita una polla de verdad. Entra en su mansión, ¡joder!, le espera una cabalgada anal. Con la ropa rota, el coño chorreando, gimiendo, recibiendo duro y profundo. Joder, sí, a la zorra le encanta la polla dura de papá. Una zorra casera en apuros recibe una buena corrida interna.