Después de cenar, estos capullos tenían una sorpresa planeada: un gang bang para su despistada amiga. Esta morena amateur creía que solo disfrutaba del perrito, pero una polla no le bastaba. Dos más se unieron, y de repente la estaban embistiendo en vaquera, chupando otra polla en una mamada húmeda. La habitación se llenó de gemidos, gruñidos y el roce de la carne sudorosa. Fue una noche para recordar, embestidas y folladas hasta que todos explotaron en una tormenta de semen y puro sexo.