Tras romperles la máquina de follar, no me queda más remedio que satisfacer yo mismo a mi madrastra y hermanastra, que están cachondas. Piden polla, ansiosas por una buena follada a cuatro patas. Primero, mi hermanastra se arrodilla y me la traga hasta el fondo como una profesional. Luego, mi madrastra se abre de piernas, ansiosa por un poco de misionero. Alterno entre sus coños necesitados, follándolas a fondo hasta que ambas gritan por una corrida facial. Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo.
Visitar el sitio de patrocinador