Su amiga rubia siempre había sido una mona amateur. Eran estrictamente platónicos, hasta que una noche de borrachera le confesó sus fantasías traviesas, revelando que ligar con impostores en el club no era tan satisfactorio como follar con un amigo que era más que un simple colega. Este festín casero empieza con él metiendo la boca entre sus piernas, lamiendo su clítoris y humedeciéndole el coño para su ansiosa polla. Ella gime mientras le hace sexo oral, devolviéndole el favor y chupándole la polla palpitante como preludio a una follada salvaje.
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