Vivir con un compañero de piso bien dotado tiene sus ventajas, sobre todo cuando tiene un miembro descomunal. No puedo resistirme a echarle un vistazo, y hoy lo pillé masturbándose. Sabía que lo estaba mirando, su sonrisa lo decía todo. De repente, me encuentro de rodillas, con su grueso pene estirándome la boca. Me folla la cara con fuerza, mis tetas rebotando con cada embestida. Este tío es una bestia, y no va a parar hasta que se corra en mi garganta. Me agarra del pelo y, sin más, descarga oleadas de semen caliente que trago con avidez.
13:15
6:56
11:03