La señora Diva no pudo soportar ese enorme pene que tanto deseaba.
La señora Diva, una morena madura y ardiente, estaba ansiosa por una buena dosis de acción. Había oído rumores de un tipo bien dotado con un miembro enorme, y tenía que comprobarlo por sí misma. Lo invitó a su casa, y cuando él lo sacó, se quedó boquiabierta. No pudo resistirse a ese pedazo de miembro, así que se arrodilló para chupárselo. Él lo estaba disfrutando, pero quería más. La tumbó en posición de misionero y le metió ese monstruoso pene. Ella gemía, maldecía, disfrutando cada centímetro. Él la penetraba con fuerza, y ella respondía a cada embestida, sudando y gritando por más. Este tipo le estaba dando a la señora Diva la follada de su vida, y ella estaba disfrutando cada segundo.
