Mi novia era una diosa, un culo perfecto que hacía babear a cualquier hombre. Le encantaba el misionero, apretándome fuerte, con ese coño apretándome como un tornillo. La follé despacio, sintiendo cada centímetro. Pero cuando susurró: "Fóllame más fuerte", me corrí. Penetrándola con fuerza, estaba a punto de llegar. Gimió: "Ven dentro, cariño". Apenas salí, dejando un rastro cremoso en su muslo. Joder, era adictiva.
14:19
20:13
17:33
12:10
13:45