Es solo una aficionada más, pero joder, tiene una pasión por el Barça solo comparable a su amor por la polla. Cabalgando como una vaquera, y luego cambiando a perrito, es un puto sueño hecho realidad. Su camiseta de hincha cae al suelo mientras se desata, demostrando que el FC Barcelona no es lo único que sabe montar.
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