La menuda latina Vitoria Beatriz, una chica de gimnasio, acaba de llegar de la cancha de fútbol en Colombia y ya está en mi camilla de masaje, luciendo su tremendo trasero. Es una chica con carácter, quejándose de que necesita un buen polvo, no solo un masaje. Me lanzo a ella, mis manos aceitadas se deslizan sobre su firme trasero, pero quiere más. Abre esas nalgas, dejándome ver su perfecto culito. ¡Qué demonios!, pienso, es hora de darle a esta fiera lo que de verdad necesita. Saco mi polla y veo cómo se le iluminan los ojos. También es una experta en hablar sucio, suplicando que se la meta duro y profundo. La penetro con fuerza, su coño apretado me aprieta como un tornillo de banco. Grita en español, restregando ese culazo contra mí. Los dos sudamos, follando como animales hasta corrernos. Parece que esta colombiana es un entrenamiento de lo más intenso.