La vecina, una chica con un culazo, vino a lavarme la moto, luciendo sus curvas colombianas. Sus botas vaqueras eran para follar, no para montar. Me lavó la moto, se puso a cuatro patas y me enseñó inocentemente su culazo. Sabía que quería, así que le di una buena follada que no olvidará.
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