Convertimos el ático en una orgía, invitando a los vecinos más asquerosos a mirar. Estas zorras no pudieron resistirse a nuestras pollas, chupándolas y follándolas como las putas que son. Los vecinos miraban mientras las follábamos con fuerza, los gemidos resonando por las ventanas abiertas. Una orgía salvaje, tetas rebotando, culos azotándose, sexo puro y crudo a la vista. Todo el piso era un paraíso porno, cada agujero lleno, cada polla palpitando. Las follamos hasta dejarlas sin sentido, y luego nos corrimos por todas esas caritas sucias.
13:10
5:36
16:30
13:02
19:56
6:58