Antes de la universidad, no pude resistirme a acostarme con mi hermanastra, una morena sexy y amateur con un lado salvaje. Le encantaba cabalgarla a horcajadas, con su trasero jugoso rebotando, pero mi posición favorita era a cuatro patas, con sus gemidos llenando la habitación mientras me la chupaba después. Joder, estaba mal, pero se sentía tan bien.