La rubia necesitaba un cuento para dormir, así que le di dos corridas explosivas. Primero, le follé su linda boquita de aficionada, metiendo mi polla entre esos labios de experta en mamadas. Me la chupó como una profesional, pero ver su linda cabecita rubia subiendo y bajando sobre mi polla era pura perfección amateur. Le eché la primera corrida directamente en la garganta, y se tragó hasta la última gota. Pero aún no había terminado. La doblé, saqué mi polla todavía dura y le follé ese lindo coño de aficionada por detrás. Gemía como una perra en celo, retrocediendo sobre mi polla hasta que le eché una segunda corrida masiva bien adentro. ¿Relajados? ¡Claro que sí!, los dos dormimos como bebés.
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