Esta pequeña zorrita de 18 años no tiene suficiente. Se ha follado a lo bestia con su consolador favorito, pero no es suficiente. Necesita algo más grande, más duro. Mira fijamente el poste de la cama, mordiéndose el labio. ¡A la mierda!, piensa, subiéndose, deslizando su coño chorreante. Gime, cabalgando con fuerza contra el poste de madera, con las tetas rebotando. ¡A trabajar, chica! Está perdida, persiguiendo su maldito testículo, hundiéndose con fuerza, sin importarle nada.
12:15
10:10