Una belleza europea, una diosa rubia con un cuerpo para el pecado, acaricia dos pollas gigantes. Anhela semen fresco, sus dedos bailan sobre su clítoris. Los chicos explotan, cubriéndole la cara con gruesos chorros de semen. Se masturba, llevándose al límite, gimiendo mientras se corre con fuerza. Un final facial para esta reina hambrienta de pollas.