Al pillarla sola en casa, por fin puedo follar con mi mejor amiga como ambos anhelábamos. Grita a todo pulmón, inclinada sobre el sofá a cuatro patas, mientras le doy caña a su estrecho culo. Es incluso mejor de lo que imaginaba, pura acción anal casera. Follamos como animales, solo parando para enrollarnos, follando con lenguas como si nos fuera la vida en ello. Cada grito resuena en la casa vacía, haciéndolo jodidamente perfecto.