Lis, una terapeuta morena y tetona, tenía un caso difícil: Atlas, con una polla enorme, no podía retener a ninguna chica. Su enorme polla era una maldición, lastimando a las chicas en la postura del misionero, demasiado grande para la vaquera, apenas cabía en la postura del perrito. Lis vio el problema de primera mano, atragantándose al intentar hacerle una garganta profunda. Decidida a ayudar, Lis aceptó el reto, montándolo en vaquera inversa, con su coño estirado para recibir su polla negra. Atlas la folló duro en la postura del perrito, su enorme culo rebotando. La postura del misionero era intensa, su enorme polla la llenaba por completo. Lis gimió, encantada con la polla que ella ayudó a domar.
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