Entra contoneándose en la habitación, recién cumplida y rebosante de energía, preguntando si puede cambiarse delante de mí. Sonrío con suficiencia, sabiendo adónde va esto. Claro, nena, pero sabes que no puedo quitarte las manos de encima. Lo siguiente que recuerdo es que se está desnudando, su debut en el porno casero se convierte en un festival de sexo casero. Su cuerpo firme lo pide a gritos, y yo cumplo, embistiéndola hasta el cansancio allí mismo en la habitación. La hora amateur se convierte en un polvo hardcore, con sus gemidos resonando por toda la casa. Supongo que no se lo esperaba cuando pidió vestirse.
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