La profesora se desnuda, mostrando su cuerpo rubio y ardiente, lista para darme una lección. Empieza con una mamada espectacular y luego se sube a una cabalgada vaquera. La inclino, embistiéndola a cuatro patas, sus gemidos resuenan como música. Me monta de nuevo, con las tetas rebotando, antes de explotar en su boca. ¡Una lección privada de infarto!