Es un espectáculo: cara bonita, curvas sensuales y un culo que pide a gritos ser penetrado. Mi novia tiene un cuerpo de infarto, y hoy anhela un polvo duro. ¿Quién soy yo para negárselo? Lo quiere duro, rápido y con ganas. La tiro al suelo, le agarro ese jugoso culo y le doy cada centímetro de lo que pide. Sus gemidos son música para mis oídos mientras embisto ese coño perfecto, haciendo que su boquita grite mi nombre. Es un polvo duro, sudoroso y demencial, justo como a ambos nos gusta.