Anna Dark, la reina del porno, no tiene suficiente. Embarazada y enfadada porque su marido no la satisface, anhela un buen polvo. Vaquera, a cuatro patas, cabalga esa polla como una profesional. Una mamada tan descuidada que se muere de ganas de más. Luego llega el gran final, un creampie tan caliente que le gotea por los muslos. El misionero nunca se vio tan bien.