La enfermera Aya Suzuki creía haberlo visto todo, pero hoy, dos chicos bien dotados necesitaban su trato especial con los pacientes. Al estilo japonés sin censura, se metió cada polla hasta el fondo, chupando y follando como la buena chica que es. La habilidad de Aya para las mamadas era excepcional, dejando a ambos chicos exhaustos y satisfechos. Esto no era solo una visita de enfermera; era un maratón de mierda.