Contratar a una criada latina fue la mejor decisión de mi vida. No tenía ni idea de que esta amateur era una mirón traviesa a la que le encantaba provocar. Cada vez que se inclinaba para quitar el polvo, su culo redondo se reventaba, volviéndome loco. Un día, la pillé en mi habitación, vestida como una puta prostituta, esperando. Ella sabía lo que quería, y yo también. Ese día, mi casa se convirtió en una maldita fiesta sexual. Folló como una profesional, gimiendo y meneándose como la criada traviesa que era. Me follé ese coño caliente de latina hasta que ambos nos desplomamos, sudorosos y satisfechos. Joder, esta criada sabe cómo mantener una casa sucia.