Se despertó con una polla frotándose contra ella, sin bragas a la vista. Su hermanastro estaba duro, restregándose contra su culo, adorando esa mirada de chica amateur. La volteó, deslizándose dentro por detrás. A cuatro patas, punto de vista perfecto, le encantaba la intensidad. Gimiendo, aguantó cada embestida, con las manos de él aferrándose con fuerza. Puro placer, sin romances de mierda. Solo un momento de sexo mañanero, agradable y vulgar.