A Babe le pareció divertido ver cuánto podía aguantar su culito. Esta aficionada agarró el pepino más grande de su cocina, ansiosa por poner a prueba sus límites. En su festín casero, lamió ese monstruo verde, dejándolo resbaladizo. ¡Pero caray, ese chico malo era enorme! Se lo frotó contra su estrecho ano, intentando meterlo. ¡Joder, apenas cabía! Sus adorables gemidos resonaban mientras usaba ese consolador casero, estirando su ano como nunca. Este fue un reto frenético y follatástico que no olvidaría.