Después de una noche de fiesta salvaje, no pude resistirme a los dos sementales cachondos que me habían estado observando toda la noche. Llegamos a mi casa a trompicones, con la ropa volando por todas partes. Estaba empapada, lista para un festín de sexo. Dos pollas duras, un coño ansioso, muchos dedos y mamadas. Fue un trío sucio y sudoroso. Follamos duro, intercambiando agujeros para conseguir la mamada perfecta. Doble penetración, penetrando el coño y follando como animales hasta que me cubrí de semen.