Natali Quinn y su hombre ansiaban una aventura de cogida. Se lo montaban, a lo vaquera, a lo perrito, Natali incluso le hacía una garganta profunda como una profesional. Entonces llamaron a la puerta, entró un desconocido con una polla negra enorme, convirtiendo su dúo en un trío atrevido. La habitación se llenó de los sonidos de pelotas golpeándose, Natali gimiendo, turnándose con esa polla monstruosa. Una noche interracial de infarto que jamás olvidarían.