Está fregando platos, inclinada sobre el fregadero, con el vestido de sirvienta subiéndole por los muslos. Me acerco sigilosamente por detrás, con la polla ya fuera, lista para correrme. No me ve, está demasiado ocupada con los platos. Me embestí rápido, apunté a ese vestido. Joder, ahí viene. Una corrida caliente y espesa sobre su delantal. Jadea, se gira, con los ojos abiertos. Pero le gusta. A las guarrillas les encanta el desorden. Con el semen goteando de su vestido, pregunta: ¿Eso fue todo, señor? ¡Qué noche, sirvienta traviesa!
10:41
11:44
8:18
4:10