Una nena desnuda brota como una fuente durante un masaje erótico
La chica necesita una descarga, y su masajista sabe exactamente qué hacer. Empieza despacio, frotando su clítoris hasta que se retuerce, luego desliza un dedo, luego dos, luego tres. Le mete el puño en el estrecho coño y penetra profundamente, golpeando su punto G una y otra vez. Ella gime, follada por su mano, hasta que se corre a borbotones, corriéndose por todas partes en un orgasmo masivo. Un auténtico festín de eyaculación, esta zorra se vuelve loca, cabalgando su puño hasta quedar completamente follada. Su fetiche por el fisting se desata, dejándola empapada y destrozada.
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