La pequeña japonesa Luna Vitaler, tetona y tatuada, era la responsable de su enorme y jugoso trasero. Llamó a Duvan Saray para que le hiciera compañía, ya que estaba cachonda. Enseguida se olvidó de su novio y se puso a chuparlo hasta dejarlo seco mientras gritaba: «Fóllame más fuerte». En poco tiempo, Duvan penetraba profundamente su estrecho surco, con la mirada fija en sus tetazas.