Pillé a mi maldito compañero de piso masturbándose, así que yo, la paisita, una latina curvilínea en lencería sexy, entré y lo llevé al siguiente nivel. Me quité la bata, presumí de mi culo gordo y dejé que se deleitara con mis habilidades amateurs de mamada. Casi se corre solo de verme la boca de cerca, pero no lo toleraba. Seguí provocándolo, chupándole la polla como una profesional, hasta que explotó con el orgasmo más intenso de su vida. Una delicia matutina perfecta.