Fui a casa de Honorable, y ¡joder!, no podía apartar las manos de mi enorme trasero. Desde la puerta, empezó a darme duro, agarrándome el culo redondo como si fuera lo último en la tierra. Me golpeó con ese trasero gordo, follándome profundamente y a carcajadas, haciéndome gritar por más de esa polla enorme.